Fascinación

Es agradable relacionarte con alguien que te gusta o con quien de alguna manera conectas. Es fascinante cuando no sabes el por qué, y más aún cuando no necesitas saberlo. Cuando tienes la certeza de que algo está cambiando, de que algo positivo está sucediendo por el simple hecho de interactuar con esa persona, aunque no sepas el qué.
El siguiente paso sería descubrir esa misma fascinación hacia las demás personas, incluso hacia aquellas con las que me resulta más difícil tratar. Precisamente esas son las relaciones más interesantes, pues me están planteando el reto de acercarme a lo que me resulta más extraño y ajeno a mí, superando así mi hábito mental de juzgarme y juzgar al otro.
Y el único paso que faltaría dar es que esa fascinación se mantenga todo el tiempo, que el acercamiento sea hacia mí misma, la misma fuente de mí y del otro. Cuando hay necesidad de interacción con el mundo es fascinante, y cuando no la hay es más fascinante aún el misterio insondable del silencio, de la soledad brillante y pura.