DE VUELTA A CASA

Como un amanecer y sin saber porqué, como nacido de la nada, llego a un mundo nuevo lleno de experiencias. Y colmado de inocencia, quedo sorprendido y embriagado, queriendo descubrir el misterio que lo encierra.

Mi vacío interior es una fuerza que lo absorbe todo, un devorador que no conoce limites ni diferencias; cada instante es una experiencia nueva, una maravilla que inunda mi ser del sentido de lo desconocido animándome a conocer.

Enseñanza tras enseñanza, vago la senda que me da a entender, lentamente, los secretos de la vida, buscando siempre respuesta a las mismas preguntas: ¿De dónde vengo?, ¿quién soy?, ¿adónde voy?

La duda me cala hasta los huesos y casi pierdo la esperanza. Y ciego, sin darme cuenta, me separo de mi origen, ignorando que he de encontrar lo que no he perdido nunca. Pues, vivo confundido, dormido y hasta “muerto” diría yo.

Luego necesito soltar el lastre acumulado en mi existencia: confuso, doloroso y escondido en los rincones de mi mente, cadena opresora que angustia mi ser, ávido de libertad, sosiego y confianza, buscando a la deriva la suerte que me despierte la intuición: visión firme y ola de gracia que me empuje hacia la Verdad de mí y de todo cuanto vivo.

Y me lleno mansamente de conocimiento, de paz y de entereza, sintiendo el calor a lo lejos de la Luz que me despierta de este oscuro sueño, letargo eterno que me apropia; y así emprendo un nuevo viaje que por glorioso me conforta.


Y me conciencia la Realidad que me inunda y que en su seno me contiene, haciéndome sentir que sólo a través de mí sabré de qué estoy hecho, qué es lo que me anima, y qué firmeza me mantiene.

Siendo el trabajo arduo y fatigoso en principio, cristaliza al tiempo en labor de gozo. Y cuando consigo liberarme, por fin me reconozco.

Consciente vivo más presente, más lúcido en cada instante, siendo el VacioPresencia, Ser que siempre mora; lo más Real, lo más Auténtico, nada se le puede comparar y el miedo ya no importa.

Esperando a que se marchite este cuerpo, este medio de expresión, con renovada esperanza deseo vivir plenamente, sabiendo que ha de llegar el día en que mi Padre me lleve de vuelta a casa.